viernes, 22 de marzo de 2013

Muñecas De Porcelana

 Muñecas de porcelana

A finales del siglo XIX, asistimos en Europa a la llamada Epoca de Oro de las muñecas de porcelana.
Se elaboran bellos moldes de los que saldrán a diario bellísimas cabezas de muñecas, las cabezas de porcelana. Se hacían de caolín , una materia prima que tras pasar por los moldes y solidificar en los hornos a altísimas temperaturas, daba lugar al biscuit, un material relativamente resistente y duro, con el que se lograba una perfección tal de rasgos nunca hasta entonces conseguidos, que logró encandilar a varias generaciones siempre de las clases pudientes. Los cuerpos, cuando las muñecas no medían más de 25cm, se podían hacer en su totalidad de biscuit, a partir de ese tamaño, se solía usar, al principio, el papel maché,el trapo relleno para muchos bebés, la piel de cabritilla para las famosas muñecas tipo maniquí articuladas, o más adelante los cuerpos en composición.

Representaban a toda una época, toda una vida, los lujos, los trajes de infinitos encajes, todo el esplendor de una era victoriana a través de una muñeca.Tener una muñeca de porcelana era un lujo a manos de muy pocos, la mayoría de las veces, eran los padres quienes regalaban las muñecas a las madres, que las guardaban celosamente en lujosas vitrinas y las niñas, ensimismadas, debían conformarse tan sólo con mirarlas a través de los cristales. 

 Más adelante, hacia la primera década de los años 20, las principales factorías, con la intención de acercarse a un número mucho mayor de familias, comienza a realizar, junto a la porcelana, las cabezas de las muñecas con masa cerámica, parecida a la porcelana, no tan exquisita y fina, pero de la que se conseguían bellísimos rostros de muñecas y bebés a un precio más adsequible.

Francia
Las muñecas francesas destacaban por la calidad extrema de sus porcelanas y los detalles de sus vestidos.

Entre 1860 y hasta comienzos de la Primera Guerra Mundial, bellísimas muñecas denominadas Ladies o parisiennes, copaban un mercado selecto encabezado por los modistos, que las llevaban como maniquí para mostrar sus creaciones ante las finas damas de la sociedad.que muy pocos podían acceder. Las cabecitas y pectorales estaban realizados en fino biscuit y los cuerpos eran articulados, en piel de cabritilla, o en madera. Se vendían bien vestidas, con hermosísimos modelos de alta costura, o desnudas para que las costureras y nodrizas les realizacen los ropajes, la moda parisienne estaba reflejada en ellas, auténticas muñecas "maniquí" que hoy en día son muy apreciadas. Muchas no llevan marca, por lo que es imposible el poder identificarlas. 

Las niñas demandaban muñecas parecidas a ellas, lo que provocó que los fabricantes comenzaran a cambiar las delicadas primeras madammes, en dulces muñecas y en tiernos bebés. La calidad era exquisita y los trajes sumamente elaborados, por lo que los precios de las muñecas era tan elevado que sólo podían acceder a ellas exclusivamente las clases ricas.

Además, Alemania, venía empujando con fuerza, su producción era tal que se había convertido en la primera exportadora a Gran Bretaña,Estados Unidos y Francia. La calidad de su bisque era excepcional y los precios mucho mejor que los franceses. Con este panorama, los principales fabricantes crearon: SFBJ (Sociedad francesa de fabricación de bebés y muñecas), destacan entre ella, sacadas de moldes Jumeau, las llamadas de "carácter", niñas y niños, bien con cuerpo articulado o cuerpo de bebé, con inimaginables sonrisas y llantos, increíbles por su belleza y realismo. 
Alemania 
Alemania fue el país número uno en producción de muñecas de porcelana, y en sus principales factorías,  entre las que cabe destacar, la de ARMAND MARSEILLE, en Kopperlsdorf, se fabricaban una media de mil cabezas al día. Miles y miles de familias de Sonneberg y alrededores, vivían exclusivamente de la fabricación de las distintas partes del cuerpo de las muñecas, y las entregaban semanalmente a los encargados de las grandes fábricas que se encargaban de supervisar el producto. En las factorías se realizaban las cabezas, y una vez llegados, se ensamblaban todas las piezas.

Muchas factorías realizaban cabezas para otras firmas, mientras que otras, como Kestner, realizaba sus muñecos completamente en su fábrica, cabezas y cuerpos. Posteriormente llegaba el momento de la distribución, una  a una, ninguna era igual, ya que a pesar de compartir mismos moldes, esas cabecitas se pintaban minuciosamente a mano con gran dedicación y cuidado. 

 Tan importante era la muñeca como su vestimenta. Gracias a esto no faltaba el trabajo para costureras y chicas humildes de la calle que acogidas en enormes talleres creados por los fabricantes, aprendían a elaborar soberbios trajes para las muñecas, que lucían como niñas de verdad entre suaves batistas, lazos de seda y encajes. 

Comenzados los años 30, se deja de trabajar con el caolín.

Será a finales de los años veinte cuando se comienza a pintar sobre la cabeza en blanco, lo que abarataría en gran medida el coste en la fabricación de las cabezas de porcelana. También se usará a gran escala el polvo cerámico, lo que dará lugar a una amplísima producción de muñecas y bebés con cabeza de cerámica, más adsequibles a todas las niñas y no por ello, gran parte de ellas, realmente hermosas.


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