Juguetes De Metal
La producción comercial de los juguetes de metal comenzó en Alemania en el siglo XVIII, pero los mayores avances llegaron tras 1850, gracias a las continuas mejoras en maquinaria y comunicaciones. La producción en masa no fue posible hasta que las fábricas funcionaron con vapor y posteriormente, con electricidad; tampoco era posible transportar los modelos de última hora a los comerciantes al pormenor hasta que el sistema de ferrocarriles estuvo bien establecido. Los juguetes más complejos, dado que el coste del fileteado de sus partes no resultaban apropiados para los talleres familiares. Sin embargo, era la especialidad de las grandes fábricas quienes marcaban sus trabajos con orgullo. Los alemanes fueron particularmente diestros en su comercialización y observaron con rapidez la importancia de adaptar los juguetes exportados como los autobuses hechos en Nurenberg y lo vehículos de reparto que tenían anuncios británicos o americanos, y los barcos cuyos nombres eran familiares en los cuartos de los niños londinenses.
A pesar de los avances en las técnicas de decoración, que proporcionaron más color a los juguetes de metal, la mayoría, especialmente en los Estados Unidos, siguieron pintándose a mano en 1900, aunque la superficie se decoraba aún más con técnicas de estarcido o con el empleo de pulverizadores o calcomanías. Este uso continuado de lo que realmente eran técnicas caducas aporta a muchos juguetes de hojalata una apariencia engañosamente antigua. Todos los fabricantes mantenían en el mayor de los secretos sus métodos para imprimir sobre hojalata y aún resulta imposible conocer exactamente cómo se lograron algunos efectos. La impresión en colores mediante un proceso litográfico ha sido usada desde mediados del siglo XIX, pero no fue empleada de forma general en lo juguetes de hojalata hasta 1900. Los antiguos procesos litográficos, incluyendo el uso de color sobre piedra, no eran apropiados para la impresión en metal, pero los rápidos avances en las técnicas especializadas tras 1875, especialmente en el campo de la impresión con rodillos, y hicieron que e proceso resultara viable. Se abarató después de 1900, cuando las placas litográficas de metal fueron empleadas en lugar de piedras y resultó aún más económico en los años 20, cuando comenzó a emplearse la fotolitografía.
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